jueves, 27 de octubre de 2016

Beneficencia de Señoras

Escudo de la Beneficencia de Señoras

Misión

Evangelizar a través de la enseñanza proporcionando una educación católica multidisciplinaria e integral de calidad a niños, niñas y adolescentes de los sectores menos favorecidos de la sociedad guayaquileña, complementando esta labor con servicios de salud, ayuda social y asistencia familiar.

Visión

Liderar la formación católica y académica que la S. B. S. G., proporciona a niños, niñas y adolescentes de los sectores menos favorecidos, para que se inserten en la sociedad como personas honestas, capaces y con sólidos valores humanos.

Objetivos Estratégicos

  • Impartir en los Centros educativos de la S. B. S. G., una educación católica multidisciplinaria e integral de calidad.
  • Generar iniciativas que permitan alcanzar la Visión.
  • Fortalecer la formación y el compromiso de las Socias y colaboradores de la Institución.
  • Proporcionar a la sociedad jóvenes emprendedores con sólida formación católica, académica y técnica, con capacidad de ingresar a las universidades y al mundo laboral con un nivel óptimo acorde a la instrucción recibida para su realidad como persona.

Estrategia Institucional

  • Implementación y desarrollo de una educación de calidad que responda a lo lineamientos señalados por el Ministerio de Educación del Ecuador.
  • Autogestión, inversión, donaciones, alianzas estrategias, son iniciativas Que la S. B. S. G. ha mantenido a lo largo de su vida institucional.
  • Capacitación permanente que genera en las Socias y colaboradores un compromiso de vida con el lema institucional "Dios es Caridad".

Breve reseña histórica


Señoras de la Beneficencia
La Benemérita Sociedad de Beneficencia de Señoras de Guayaquil, se fundó el 19 de mayo de 1878. Siendo Obispo de la ciudad de Guayaquil, el Reverendo Monseñor Roberto María del Pozo, quién conociendo la entrega y solidaridad cristiana que un grupo de señoras guayaquileñas, mantenían en forma permanente con los grupos sociales menos favorecidos de la sociedad; en una sesión del Grupo de Las Hijas de María en la Iglesia "San José", Monseñor Del Pozo, propone a este grupo de señoras, la formación de una entidad que se ocupe de educar y ayudar a las pobres viudas, huérfanos y desamparados que había en nuestra ciudad, como consecuencia de la guerra civil de ese entonces.
Las señoras recibieron esta propuesta con mucho entusiasmo, y en poco tiempo, en una sesión solemne se constituye la Sociedad de Beneficencia de Señoras de Guayaquil.
La profunda convicción cristiana, unidad a la entrega sin fines de lucro, da vida a una Institución que tiene actualmente 135 años de vida institucional, donde más de 80 Socias voluntarias trabajan activamente motivadas por su lema "Dios es Caridad". Ellas trabajan por Comisiones en los Centros educativos que regenta la Institución y ciudan de brindar una educación católica, multidisciplinaria e integral a niños, niñas y adolescentes de los sectores menos favorecidos de la sociedad.
Su basta experiencia en educación, formación en virtudes y valores, ejemplo de transparencia en el manejo de su patrimonio, las impulsa a ofrecer una capacitación permanente, oportuna y actualizada a todo el personal que labora en la Institución, que actualmente cuenta con los siguientes centros educativos.

Biografía de Baltasara Calderón de Rocafuerte

Josefa Baltazara Calderón Garaycoa de Rocafuerte también conocida como Baltasara Calderón (Cuenca, 6 de enero de 1806 - Guayaquil, 7 de junio de 1890),1 fue una filántropa y benefactora guayaquileña, esposa del segundo presidente del Ecuador, Vicente Rocafuerte, y hermana de Abdón Calderón.

Josefa Baltazara Calderón Garaycoa de Rocafuerte (1806 -  1890)

Fue hija de Francisco García Calderón y Díaz, y Manuela de Jesús Garaycoa y Llaguno, nació en Cuenca el 6 de enero de 1806. Quedó huérfana de padre a los seis años, debido a su muerte por fusilamiento por el comandante Juan Sámano el 3 de diciembre de 1812. Luego de la muerte de su padre, su familia se traslada a Guayaquil junto a ella, donde se instruye bajo la tutela de José Joaquín de Olmedo y Vicente Rocafuerte, de quienes aprende el idioma francés.



A la edad de 36 años, Baltazara contrae nupcias con Vicente Rocafuerte, en la capilla del Palacio Episcopal de Guayaquil el 10 de febrero de 1842. Durante la presidencia de su esposo, se desató la epidemia de fiebre amarilla en el Ecuador, cayendo ella enferma, y pronto se recupera. Se moviliza con su esposo a Quito luego de que este dejara la Gobernación, y luego parte junto a él a Lima en el exilio. Regresan ambos a Ecuador en noviembre de 1845, luego de la Revolución Marcista. Juntos salen nuevamente de Guayaquil en 1846, desembarcando en Callao en diciembre del mismo año, donde Rocafuerte enferma, y escribe su testamento, nombrándola heredera de todos sus bienes. Queda viuda la madrugada del 16 de mayo de 1847, y es desde Lima que comienza su obra benéfica.


Envía desde Lima parte de la biblioteca dejada por Rocafuerte al colegio San Vicente del Guayas, hoy llamado Vicente Rocafuerte. Regresó en 1857 a Guayaquil, y en esta ciudad se convierte en la protectora del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, construyendo un depósito para la bomba contra incendios contigua a su casa. En diciembre de 1873, entregó a través del Ministerio de Hacienda al Presidente de la República la cantidad de nueve mil pesos para el fomento de los caminos de las provincias del Azuay e Imbabura.


En 1881, Baltazara Rocafuerte, junto a Teresa Jado de Urbina, Dolores R. de Grimaldo, Adela S. de Vélez, Zoila Dolores Caamaño y Bolivia Villamil de Ycaza, fueron nombradas por la Municipalidad de Guayaquil para galardonar en méritos de filantropía a las señoras de la ciudad de Guayaquil que hubieren realizado obras en beneficio de los indigentes y más necesitados durante las festividades de la independencia en el mes de octubre. En el mismo año es madrina de honor del primer local de la Sociedad Filantrópica del Guayas, y de la inauguración del manicomio Vélez, regentado por la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Se dedica a invertir su fortuna en instituciones de beneficencia, establecimientos educativos, juntas curadoras de escuelas de niños y niñas, hospitales, cuerpos contra incendios y demás.


En febrero de 1890 enferma nuevamente, y desahuciada, dicta su testamento nombrando como albaceas a Pedro Carbo y Rafael Pólit Cevallos, y a su hermana Mercedes de Ayluardo como albacea consultora. Los doctores Víctor Manuel Rendón y Alejo Lascano la atienden y diagnostican cáncer de mama.


Mausoleo de la familia Ayluardo Calderón donde se encuentran los restos mortales de Baltazara Calderón de Rocafuerte, en el Cementerio General de la ciudad de Guayaquil

Fallece abandonada de sus familiares debido a las creencias de la época de ser contagiosa la enfermedad, el 7 de junio de 1890. Fue sepultada en el mismo mausoleo que Mercedes Ayluardo construyó para sus hijos el 8 de junio de 1890.
Vicente Rocafuerte (1783 -  1847)

 Hace 200 años nació Baltazara Calderón.
 Fallecimiento 7 de junio de 1890 Guayaquil, Ecuador.
Nacionalidad  Ecuatoriana y colombiana.

Padres
Francisco García Calderón y Díaz
Manuela de Jesús Garaycoa y Llaguno
Cónyuge: Vicente Rocafuerte

El matrimonio
Baltazara Calderón Garaycoa se casó con el patricio Vicente Rocafuerte en 1842, cuando este personaje desempeñaba la gobernación de Guayaquil y había ejercido ya la presidencia de la República; bendijo la boda el obispo Francisco Xavier Garaycoa, su tío.
Convertida en la compañera inseparable del estadista, le prestó todo su apoyo y estuvo junto a  él en los momentos de triunfos y reveses políticos, en el impulso de obras públicas y la lucha sin tregua, cuando la epidemia de la fiebre amarilla azotó a Guayaquil y dejó una estela de dolor.

Luego de la muerte de su esposo, en Lima (mayo de 1847), asumió no solo el control de los bienes de Guayaquil y Lima sino la defensa de la memoria del magistrado. Entregó la biblioteca  de su esposo al colegio San Vicente del Guayas y salvó para la posteridad  los escritos y documentos del ilustre tribuno.

Radicada nuevamente en Guayaquil continuó con su acostumbrada filantropía, pues apoyó obras  sociales y educativas de bien público; aportó al adelanto del Cuerpo de Bomberos de esta ciudad, entregó donaciones para   caminos en Azuay e Imbabura.


Hizo otras contribuciones para que la Sociedad Filantrópica del Guayas y la Sociedad de Beneficencia de Señoras sigan  su labor humanitaria. Falleció  el 7 de junio de 1890 y fue sepultada con el reconocimiento de la comunidad que siempre aplaudió su ejemplar filantropía.