Josefa Baltazara Calderón Garaycoa de Rocafuerte también conocida como Baltasara Calderón (Cuenca, 6
de enero de 1806 - Guayaquil, 7
de junio de 1890),1 fue una filántropa y benefactora guayaquileña, esposa del segundo presidente del Ecuador, Vicente Rocafuerte, y hermana de Abdón Calderón.
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Josefa Baltazara Calderón Garaycoa de Rocafuerte (1806 - 1890) |
Fue hija
de Francisco García Calderón y Díaz, y Manuela de Jesús Garaycoa y Llaguno,
nació en Cuenca el 6 de enero de 1806. Quedó huérfana de padre a los seis años,
debido a su muerte por fusilamiento por el comandante Juan Sámano el 3 de diciembre de 1812. Luego de la muerte de su padre,
su familia se traslada a Guayaquil junto a ella, donde se instruye bajo la
tutela de José Joaquín de Olmedo y Vicente Rocafuerte, de
quienes aprende el idioma francés.
A la edad
de 36 años, Baltazara contrae nupcias con Vicente Rocafuerte, en la capilla del
Palacio Episcopal de Guayaquil el 10 de febrero de 1842. Durante la presidencia de su
esposo, se desató la epidemia de fiebre amarilla en
el Ecuador, cayendo ella enferma, y pronto se recupera. Se moviliza con su
esposo a Quito luego de que este dejara la Gobernación, y luego parte junto a
él a Lima en
el exilio. Regresan ambos a Ecuador en noviembre de 1845, luego de la Revolución Marcista.
Juntos salen nuevamente de Guayaquil en 1846, desembarcando en Callao en
diciembre del mismo año, donde Rocafuerte enferma, y escribe su testamento,
nombrándola heredera de todos sus bienes. Queda viuda la madrugada del 16 de mayo de 1847, y es desde Lima que comienza su
obra benéfica.
Envía
desde Lima parte de la biblioteca dejada por Rocafuerte al colegio San Vicente
del Guayas, hoy llamado Vicente Rocafuerte. Regresó en 1857 a Guayaquil, y en esta
ciudad se convierte en la protectora del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil,
construyendo un depósito para la bomba contra incendios contigua a su casa.
En diciembre de 1873, entregó a través del Ministerio
de Hacienda al Presidente de la República la cantidad de nueve mil pesos para
el fomento de los caminos de las provincias del Azuay e Imbabura.
En 1881, Baltazara Rocafuerte, junto
a Teresa Jado de Urbina, Dolores R. de Grimaldo, Adela S. de Vélez, Zoila
Dolores Caamaño y Bolivia Villamil de Ycaza, fueron nombradas por la
Municipalidad de Guayaquil para galardonar en méritos de filantropía a las
señoras de la ciudad de Guayaquil que hubieren realizado obras en beneficio de
los indigentes y más necesitados durante las festividades de la independencia
en el mes de octubre. En el
mismo año es madrina de honor del primer local de la Sociedad Filantrópica del
Guayas, y de la inauguración del manicomio Vélez, regentado por la Junta de
Beneficencia de Guayaquil. Se dedica a invertir su fortuna en instituciones de
beneficencia, establecimientos educativos, juntas curadoras de escuelas de
niños y niñas, hospitales, cuerpos contra incendios y demás.
En febrero de 1890 enferma nuevamente, y
desahuciada, dicta su testamento nombrando como albaceas a Pedro Carbo y
Rafael Pólit Cevallos, y a su hermana Mercedes de Ayluardo como albacea
consultora. Los doctores Víctor Manuel Rendón y Alejo Lascano la atienden y
diagnostican cáncer de mama.
Mausoleo
de la familia Ayluardo Calderón donde se encuentran los restos mortales de Baltazara
Calderón de Rocafuerte, en el Cementerio General de la ciudad de Guayaquil
Fallece abandonada de sus familiares debido a las creencias de la época de ser contagiosa la enfermedad, el 7 de junio de 1890. Fue sepultada en el mismo mausoleo que Mercedes Ayluardo construyó para sus hijos el 8 de junio de 1890.
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Vicente Rocafuerte (1783 - 1847) |
Hace 200 años
nació Baltazara Calderón.
Fallecimiento 7 de junio
de 1890 Guayaquil, Ecuador.
Nacionalidad Ecuatoriana y colombiana.
Padres
Francisco
García Calderón y Díaz
Manuela de
Jesús Garaycoa y Llaguno
Cónyuge: Vicente Rocafuerte
El matrimonio
Baltazara
Calderón Garaycoa se casó con el patricio Vicente Rocafuerte en 1842, cuando
este personaje desempeñaba la gobernación de Guayaquil y había ejercido ya la
presidencia de la República; bendijo la boda el obispo Francisco Xavier
Garaycoa, su tío.
Convertida
en la compañera inseparable del estadista, le prestó todo su apoyo y estuvo
junto a él en los momentos de triunfos y
reveses políticos, en el impulso de obras públicas y la lucha sin tregua,
cuando la epidemia de la fiebre amarilla azotó a Guayaquil y dejó una estela de
dolor.
Luego de la
muerte de su esposo, en Lima (mayo de 1847), asumió no solo el control de los
bienes de Guayaquil y Lima sino la defensa de la memoria del magistrado.
Entregó la biblioteca de su esposo al
colegio San Vicente del Guayas y salvó para la posteridad los escritos y documentos del ilustre
tribuno.
Radicada
nuevamente en Guayaquil continuó con su acostumbrada filantropía, pues apoyó
obras sociales y educativas de bien
público; aportó al adelanto del Cuerpo de Bomberos de esta ciudad, entregó
donaciones para caminos en Azuay e
Imbabura.
Hizo otras
contribuciones para que la Sociedad Filantrópica del Guayas y la Sociedad de
Beneficencia de Señoras sigan su labor
humanitaria. Falleció el 7 de junio de 1890
y fue sepultada con el reconocimiento de la comunidad que siempre aplaudió su
ejemplar filantropía.
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